viernes, 24 de junio de 2011

Papeles de fuego

Los papeles se quemaban ante mí. Ardían y se fundían unos con otros.
Parte de mi pasado estaba escrito con tinta amarga sobre aquellas hojas de papel fino y semitransparente.
Toda la tinta era ahora devorada con destreza y sigilo y tan solo se podía intuir el murmullo de las llamas.

Mi pasado se consumía lentamente, los recuerdos se borraban despacio de mi mente, uno a uno, sin cesar en ningún momento pero sin una prisa excesiva.

De alguna manera sentía miedo. Algo nuevo comenzaba. Podía sentirlo con fuerza en mi interior... pero dejar atrás definitivamente todo aquello que me hizo ser lo que soy ahora no acababa de convencerme por completo.

Por alguna razón yo sabía que por muchos rastros físicos que quemase y destruyese de todo el pasado que me había causado tal dolor, seguiría estando en mí. Parte de él se quedaría encerrado herméticamente dentro de mí y nunca escaparía. Eso me dolerá alguna vez más, pero también me hará recordar que fui lo suficientemente  fuerte como para poder afrontarlo y superarlo, intentado no herir a nadie de alrededor en el intento. Intentando que si alguien tuviese que salir mal parado, ese alguien fuese yo.

Me han dolido muchas cosas estos últimos siete años. Muchísimas. He sido propiamente dolor. Toda entera aunque parezca imposible.
He pasado como un fantasma cientos de veces, sin parecer existir.
He llamado demasiado la atención, otras tantas, por rumores malditos completamente falsos.
He sentido el odio en más de una pupila, y la rabia o envidia en unos cuantos iris hermosamente coloreados.
He luchado, luchado hasta desfallecer, a veces, para no obtener nada a cambio, como ha pasado esta vez.

Por eso me voy.

No quiero continuar más tiempo encerrada en ese lugar. No otro año más.
No me torturaré de esa manera.
Ni siquiera tengo el valor de mirarles a la cara de nuevo. Me muero de vergüenza ajena. Pero qué voy a hacer yo... El futuro se ha decidido hace muchas más horas de las que me gustaría. Sólo queda aceptar la derrota y afrontarla con serenidad y aún más fuerza.
Ha dolido. Ha sido un golpe muy bajo. Una recaída, un gran vacío que tardaré mucho tiempo en volver a llenar.
Ha dolido mucho, pero he de hacer de tripas corazón y volver al ataque. A por más aventuras que la vida no deja de poner en bandeja.
Todos los días, a todas horas.

P.D.: No dejéis de luchar nunca.

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