sábado, 24 de agosto de 2013

Mar.

Adoro el mar. Pero detesto la arena, salvo cuando estoy bajo el agua y la remuevo entre mis dedos.
Nunca he sabido contestar la típica pregunta “playa o montaña”. Ambas me gustan. Ambas se complementan. Seguramente nunca pueda decidirme. Siempre me quedaré con las dos.

Me gusta estar en el mar, sentir que todo a mí alrededor es agua, algo de espuma y posibles algas. Para mí es una sensación indescriptible, y dudo que en algún momento de mi vida pueda expresar con exactitud lo que siento allí. Flotando y dejándome llevar por la marea. Puedo estar horas y horas que para mí serán todas ellas como unos breves minutos. Siempre pierdo la noción del tiempo. Siempre sé que ya es tarde, pero quiero quedarme un poco más. Alargar esa sensación todo lo que pueda. Seguir en permanente contacto con el agua.

Una de las cosas que más me gusta y más disfruto es la de dar pequeños viajes submarinos. Bucear sin cerrar los ojos. Viendo el juego de reflejos y luces cuando los elementos se fusionan, cuando el sol impacta de soslayo con el agua y el arcoíris se refleja en la arena mojada y profunda, en la arena que remuevo entre los dedos y parece flotar por un segundo para volver a enterrarse en el fondo del mar.

Mi momento favorito es cuando estoy unos segundos bajo el agua. Cuando se acerca alguna ola y cruzo su nacimiento. Entonces siento el mar por todo mi cuerpo. Me recorre de arriba abajo. Me convierto en espuma, me olvido de todo y de nada. Y muevo las piernas y los pies como si todo ello fueran aletas, no dejo que la corriente me suba a la superficie. Me hundo hasta enterrar parte de mí en la arena. Hasta entregar un pedacito de mí al fondo del mar.

No necesito nada. En ese preciso momento siento que lo tengo todo. Estoy allí, en el mar, en ninguna parte, haciendo aletear mis manos y piernas para mantenerme en el mismo sitio, mirando al horizonte sin apenas pestañear para no perderme la vista. Los atardeceres son increíbles desde aquí. Estoy allí, flotando, como una boya en medio del mar. Aparte de escuchar música, creo que es una de las cosas -por no decir la segunda en este orden- que más me relaja. Es como encontrar el equilibrio perfecto. Por un momento estoy allí en medio y lo rozo con la punta de los dedos. Pero siempre se me escapa, cuando toca regresar y pisar arena seca.

No me importa lo fría que este el agua. Ni siquiera que me castañeen los dientes. Llega un momento en que olvido todo lo que me rodea. Por un momento no oigo las voces ni las risas del resto de bañistas, ni a los socorristas a lo lejos volviendo a repetir que debemos acatar las líneas invisibles que nos separan del peligro. Por un momento todo desaparece y estoy sola. 
Por un momento todo desaparece y paso a formar parte del mar.



Por un momento todo desaparece y soy sirena. 











martes, 6 de agosto de 2013

Reto personal: Insanity

Es cierto, Insanity es duro. Probablemente habrá gente acostumbrada a ir de continuo al gimnasio o a hacer deporte, y por tanto, para ellos esto no sea tan duro como lo puede llegar a ser para mí, acostumbrada a hacer algo de ejercicio, pero no demasiado, y a veces no de continuo. Hace tiempo que tenía ganas de un plan de ejercicio en condiciones, por duro que fuese. Tenía ganas (y sigo teniendo) de machacarme. Y casualmente, un día di con este programa de ejercicios.

Me lo he tomado como un reto personal, ya que es lo que realmente es. Ya no se trata de hacer ejercicio simplemente. Sino de conseguir aguantar los 60 días, y probablemente repetir experiencia otros 60.

Nos pasa muchas veces que por lo que sea, ya sean compromisos, horarios, exámenes… o ahora en verano por salir y hacer cosas, nos decimos, bueno, empiezo la semana que viene que ya no estoy tan liada y así me organizo mejor. Pero al final lo único que pasa es que lo vas dejando y terminas por no hacerlo nunca. Y yo ya estaba más que quemada de esto. Estaba chamuscada por completo. Así que la penúltima semana de julio, que fue más o menos cuando di con Insanity, conseguí todo el material y me dije, el 1 de Agosto empiezas, pase lo que pase, empiezas. Y así fue. Es cierto que si hubiese seguido el planteamiento –llamémosle- “antiguo”, lo hubiese dejado para la semana siguiente, porque esa primera ya tenía dos compromisos a los que no podía fallar. Pero el reto es el reto, y me recordé “pase lo que pase el 1 de Agosto empiezas”, y empecé. Es cierto, tuve cosas que hacer, así que no me quedó más remedio que pegarme madrugones para que me diese tiempo a llevar el reto a cabo. Y así he ido día tras día.

Como anécdota comentaré que el sábado, por ejemplo, tenía tales agujetas, que mi abuela era más ágil que yo y se movía con más desenvoltura. Me costaba ambos riñones levantarme de una silla y dar cuatro primeros pasos, de las enormes y dolorosas agujetas que tenía. Pero es lo que conlleva esto y lo acepto de buena gana. El optimismo es la clave. Y por ello, cuando asumía que debía levantarme me repetía a mí misma, a veces incluso en voz alta “no hay dolor, no hay dolor” jajaja


Es cierto, Insanity es muy duro. Pero cada día que pasa me siento mejor, pese a estar en pleno ejercicio y no poder más, intento sacar el máximo de mí, me digo “vamos, una repetición más”. Y voy viendo poco a poco el progreso. La resistencia va aumentando con el paso de los días. Y yo me siento mejor conmigo misma, y poco a poco también me iré sintiendo mejor con mi cuerpo, y con el cambio que se irá produciendo en él, que será cuestión de tiempo. Porque tampoco es que sea milagroso. En dos días no se van a ver resultados, eso todo el mundo lo sabe más que de sobra. Pero por el momento solo puedo decir que me siento muy bien, y que aunque a veces resulte insufrible, merece la pena seguir dándolo todo cada día.

Según vaya pasando el tiempo, iré contándoos la experiencia desde aquí. Aprovecho también, desde este, mí pequeño espacio, a animaros a emprender algo. Algo que llevéis mucho tiempo queriendo hacer pero que por unas cosas u otras lo hayáis ido dejando a un lado. Poneros una fecha y empezad, y no os rindáis bajo ningún concepto. Todo lleva su tiempo. No os desaniméis si un día no sale todo genial, habrá días mejores, y el siguiente será una nueva oportunidad para intentar hacerlo mejor.

Como Shaun T dice en los entrenamientos:

“YOU CAN DO IT!”

Así que, adelante, desde aquí os mando mi apoyo y os animo. Estoy segura de que lo conseguiréis.


Si queréis dejar comentarios acerca de algún reto personal que hayáis hecho o que queráis hacer, o cualquier otra cosa, os recuerdo que bajo esta entrada tenéis vuestro propio sitio para escribir lo que queráis.


Hoy es el sexto día y mañana toca descanso. (¡¡BIEEEEN!!) :D