lunes, 27 de junio de 2011

Espejismos

Me pareció verte.
Apoyado en el armario de mi habitación, tan apuesto como siempre, con esa mirada sobre tus ojos que cada vez que contemplo me ruboriza durante largos días.
Sonreías en la distancia, en la oscuridad que con tu presencia iluminabas.

Pestañeé tan solo un segundo y te perdí entre las sombras.
Volví a recorrer cada rincón y me encontré de nuevo con tu cuerpo, tropecé con él sin querer queriendo.
Estabas sentado en la banqueta del piano pero al mismo tiempo podía sentir tus brazos enroscados a mi alrededor. Podía sentir tu fuerza, tu energía, acariciar tus entrañas e incluso la raíz de tu existencia.

Me dormí pensando en ti.
Sólo podían ser espejismos, espejismos provocados por la añoranza. El sentirte sin sentido comenzaba a parecerme un síntoma de locura prematuro. (Aunque cierto es, que cuando te conocí la cordura se desvaneció por completo).

El calor de tu cuerpo me desveló en la ya avanzada madrugada. Era como tenerte tumbado a mi lado. Podía ver los movimientos que tu monótona respiración causaba y verte girar hasta perder el norte para dar con la postura correcta.

Tú entre sueños, yo entre espejismos...

Me pareció oír de tu boca en un leve susurro:
- Eres tú mi brújula de plata...

Sin tener noción del tiempo, del espacio ni del sentido que llaman común, sin saber muy bien si te llegaría mi respuesta allá donde anduvieras, allá donde realmente tu cuerpo se hallaba y tu respiración latía sola en la oscuridad de nuestra noche... contesté:
- Tú el viento que hace mover mis flechas...


Espejismos que adoro al mismo tiempo que odio.
¿Cómo entender la verdad de tus palabras? ¿Cómo entender la verdad de tu presencia, la razón de mi locura? ¿Son estas palabras otro mero espejismo de lo que se esconde en mi alma? ¿Qué es real y qué ficticio?

Sólo puedo decir que no me importa el menos común de los sentidos, ni la respuesta más sincera, aún menos el lugar más idóneo...

Porque solo puedo decir... te quiero.

2 comentarios:

  1. A veces esos espejismos sobrepasan tanto a la realidad y la dejan tan pisoteada que es difícil no creer en ellos, no pensar que son reales, no vivir ajenos al mundo flotando entre sueños de azúcar y algodón

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  2. Muchas gracias por tu comentario. Me ha gustado mucho y tienes muchas razón.
    La vida es demasiado dura como para no imaginar o evitar tener espejismos de tal calibre que sobrepasan demasiado a la realidad como para saber qué es o no cierto.

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